Luego de una lucha desigual contra una enfermedad terrible, Brayan Lucas Castro, el chico de 22 años que estaba internado en el Ramón Carrillo, falleció el jueves a la siesta. Hacía un año había empezado con los síntomas de una enfermedad que tardó medio año en diagnosticarse con certeza.
El joven tenía leucemia linfoblástica aguda, una enfermedad atípica que lo atacó en enero del año pasado. Luego de trajinar por el Ramón Carillo con distintos especialistas, el diagnóstico final llegó escalonado, cerca de mitad de año. Primero le dijeron que tenía leucemia y luego que era de alto riesgo, por lo que tuvo que someterse a diferentes tratamientos.
Estudiante de Abogacía, Brayan padeció la inoperancia del sistema de salud pública. Su familia denunció que tuvo que peregrinar por el hospital Cerro de la Cruz primero y por el Carrillo después a la espera de alguna certeza sobre su estado de salud.
Hace dos semanas, los compañeros del joven organizaron una colecta para juntar dinero para solventar los gastos de su recuperación. En principio, el ministerio de salud no se pronunció pero cuando la situación se hizo pública emitió un comunicado que decía que el paciente “se encuentra asistido con todos los cuidados, las necesidades médicas cubiertas y bajo los tratamientos indicados por los profesionales que lo asisten”.
Brayan estaba en terapia intensiva, en coma inducido, producto de una infección que contrajo en el hospital. La familia denunció que la mala colocación de un implemento en medio de una operación desarrolló el mal.
Es que luego de una primera quimio, Brayan pasó Navidad en su casa y cuando se internó para la segunda etapa sobrevino la infección que lo llevó a terapia luego de un pico de fiebre que lo llevó a convulsionar.
Fuente: EDDLR
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