La solidaridad toma forma de corazón, y en cada tapita plástica que luego será enviada a la fundación Garrahan. Las mismas son recicladas y posteriormente se utilizan en el armado de productos que son vendidos con el fin de recaudar dinero para la noble tarea que realiza dicha institución.
En este caso, el corazón de metal que hace de recolector y está ubicado en el Parque Urbano de Juana Koslay, va llenándose de tapitas que cada vecino aporta.
Un gesto que ayuda, y además, cuida nuestro medioambiente.
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